Alejandro Magno
Alejandro Magno, conquistador a menudo comparado con el mítico Aquiles, es seguramente el mayor icono cultural de la Antigüedad, el cual inspiró a los otros grandes conquistadores de la historia, desde Julio César hasta Napoleón Bonaparte.
Hijo de Filipo II, rey de Macedonia, Alejandro fue educado desde joven para ser su sucesor, recibiendo formación y experiencia militar y siendo Aristóteles su formador intelectual.
Se convirtió en rey en el año 336 ANE, y dedicó los primeros años de su reinado a imponer su autoridad sobre los pueblos ya sometidos por Macedonia. Consolidó la frontera de los Balcanes y la hegemonía macedonia sobre las ciudades-estado de la antigua Grecia, poniendo fin a las rebeliones que hubo tras la muerte de su padre.
En el 334 ANE lanzó a su ejército contra el poderoso y extenso Imperio Persa de Darío III, continuando así la guerra de venganza de los griegos contra los persas que iniciara su padre. Cruzó el Helesponto hacia Asia Menor para luchar y vencer en diversas batallas hasta el 330 ANE. Consiguió un dominio que se extendía por la Hélade, Egipto, Anatolia, Oriente Próximo y Asia Central hasta los ríos Indo y Oxus.
Alejandro promovió la integración de los pueblos sometidos a la dominación macedonia promoviendo su incorporación al ejército y favoreciendo los matrimonios mixtos. Él mismo se casó con dos mujeres persas de noble cuna.
Avanzó hasta la India, donde derrotó al rey Poro, y es aquí donde comenzó su debacle, ante la negativa de sus tropas a continuar hacia Oriente. Esto le obligó a retornar a Babilonia, donde falleció de manera mistetriosa en el año 323 ANE, cuando le quedaba poco más de un mes para cumplir sus escasos 33 años de edad, dejando un imperio sin consolidar y sin completar sus planes de conquista de la península arábica, lo que provocó su fractura pocos años después.