La estatua de San Lorenzo y el tesoro escondido
Cuenta la leyenda que la gran escultura de San Lorenzo, localizada en la fachada principal del monasterio de El Escorial, mira hacia la montaña que tiene en frente, al lugar exacto donde se dice que hay escondido un tesoro que nunca ha sido hallado. A parte de la leyenda, no existe a día de hoy ningún documento que apunte a algo parecido.
Algunos historiadores apuntan a la posibilidad de que esta leyenda provenga de un hecho ocurrido durante las obras de construcción del monasterio, cuando un empleado llamado Rafael Corraliza decidió robar una gran cantidad de doblones de oro destinados al pago de los trabajos, y huir a Portugal. Cuando estaba en un camino de la Cima de los Pastores (lugar donde pueden apuntar los ojos de la estatua) que llevaba a la aldea de Robledondo, cayó y se hundió en un barrizal junto con el botín sin que quedara rastro alguno hasta nuestros días. Se sabe que posteriormente esa zona tuvo que ser cubierta con piedras y ramas para evitar que el ganado se hundiera de igual forma.