El Martirio de Felipe II

Revisado: 29/04/2015

Siempre ha resultado irónico para los historiadores que un hombre tan religioso como el monarca Felipe II tuviera que sufrir tan terrible agonía. Desde 1592 su salud se vio mermada a causa de la gota, produciéndole dolores insoportables que hasta dificultaban sus mínimos movimientos. Cuando el monarca fue consciente de que su muerte se aproximaba, ordenó que le construyeran un ingenio, especie de silla-tumbona, para ser trasladado al monasterio de El Escorial.

Fray José de Sigüenza escribió en su crónica sobre El Escorial que el monarca sufrió el 22 de julio de 1598 calenturas a las que se unió un principio de hidropesía. Se le hincharon vientre, piernas y muslos al tiempo que una sed feroz lo consumía. Su fiebre subió tanto, que Felipe II tenía la sensación de estar asándose por dentro como si un fuego maligno lo consumiera. A esto había que añadir la tortura psicológica que le suponía no poder mantener la extrema higiene que acostumbraba, ya que era extremadamente escrupuloso. La incontinencia o el hedor que emanaba de sus llagas eran nuevos martirios que añadir a la lista.

Mandó que trajeran ante sí sus reliquias favoritas, de modo que al pie de su cama fueron montando un siniestro museo entre cuyos objetos estaban "la rodilla entera con el hueso y pellejo del glorioso mártir San Sebastián", un brazo de San Vicente Ferrer o una costilla del obispo Albano. Al final aquel dormitorio parecía un altar dedicado a mártires y santos, donde el rey pedía alivio a sus dolores. A todo esto Felipe II decidió añadir todos los cuadros que tenía de El Bosco, un pintor religioso que resultaba extraño en aquella época y cuyas representaciones del infierno resultaban aterradoras.

Antes de morir, el rey ordenó construir un ataúd y que se lo trajeran a su estancia, además de una caja de plomo, para que una vez muerto no salieran los olores de la putrefacción. Pero lo que resulta más escalofriante es el origen de la madera que se usó para fabricar su ataúd: cinco años antes, el rey paseaba por Lisboa cuando se encontró los restos de un barco barado en la arena llamado "Cinco Llagas". Nadie sabe porque el rey tuvo la idea de hacer fabricar su ataúd con las maderas del barco que llevaba este peculiar nombre.

Postal de la muerte de Felipe II
Postal de la muerte de Felipe II


Según las crónicas escritas de la época, el día 13 de Septiembre de 1598, hora y media antes de acabar con el sufrimiento "tuvo un paroxismo tan grande que todos creyeron que había acabado", de modo que quienes lo acompañaban comenzaron con los llantos y lamentos. Pero de pronto el supuesto muerto abrió exageradamente los ojos y cogió el viejo crucifijo de Carlos V, causando una fuerte impresión a los presentes. A las 5 de la madrugada murió al fin.

Algunos han querido ver similitudes entre este martirio y el que tuvo que sufrir San Lorenzo. Otros lo relacionan con la leyenda de que en realidad Felipe II ubicó el monasterio sobre una puerta del Infierno para sellarla. También se dice que en los últimos momentos de vida escuchó los ladridos del perro negro.



Etiquetas